Ben Keene y Mark James, un día se preguntaron si era posible convertir en realidad el sueño de habitar una isla desierta. Y no sólo lo han convertido en realidad sino que lo han transformado en negocio, en negocio sostenible y en experimento social. El proyecto lo han desplegado en Vorovoro, una isla de 8 kilómetros cuadrados del archipiélago de las Fidji, pero ponerlo en marcha no ha sido nada fácil.