Lo curioso de la obra de Don Kenn (Dinamarca, 1978) es que resulta, al mismo tiempo, inquietante y tierna. Pero no al estilo de los encantadores monstruos de Barrio Sésamo, que dan ganas de abrazar. Las criaturas ideadas por este dibujante no tienen nada de agradable -de hecho te van a devorar de un momento a otro-, pero, de alguna forma, no pasa nada, todo está bien. La situación -vas a ser comido por ellos- tiene incluso un punto agradable.
Comentarios
Tienen de tiernos lo que yo de agradable.