El regidor de Carratraca, un pueblo de Málaga de apenas 900 habitantes, ha sido el primero en abrir el fuego al negarse a un enfrentamiento con sus vecinos por aplicar la actual Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía (LOUA), que le obliga a abrir un centenar de expedientes disciplinarios con sanciones económicas y demoliciones de algunas construcciones irregulares