Resultado: Me voy sin lo que he ido a comprar pero con el coche lleno de cosas. Y lo peor está por venir. Tendré que volver a cargar con el artículo en cuestión.
Moraleja: Soy gilipollas y culpo a los demás de ello.
En Ikea siempre puedes entrar y saltarte la exposición porque, además de los "atajos" que ellos mismos indican, suele haber un camino también para ir directamente a la zona de almacenaje. Nadie te obliga a ir con una bolsa amarilla al cuello y que multitud de artículos vayan depositándose en la misma como por arte de magia, en todo caso eres tú el que los va poniendo ahí.
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Resultado: Me voy sin lo que he ido a comprar pero con el coche lleno de cosas. Y lo peor está por venir. Tendré que volver a cargar con el artículo en cuestión.
Moraleja: Soy gilipollas y culpo a los demás de ello.
No vayas
En Ikea siempre puedes entrar y saltarte la exposición porque, además de los "atajos" que ellos mismos indican, suele haber un camino también para ir directamente a la zona de almacenaje. Nadie te obliga a ir con una bolsa amarilla al cuello y que multitud de artículos vayan depositándose en la misma como por arte de magia, en todo caso eres tú el que los va poniendo ahí.
Hoy no es el día precisamente para odiar a IKEA.
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