No me fio de los periodistas, ni de los medios, que tienen como causa alguna cosa que no sea el mismo ejercicio del oficio de periodista, que es el de intentar explicar las cosas tal como son. Existen muchas causas que hacen cambiar el hábito de consumo de los medios de comunicación, pero la sensación de que el periodismo hace el juego a la política en su acepción más negativa tengo la sensación que se está imponiendo.
No tenía nada mejor que hacer, así que dejo la traducción (perdón las faltas que se me hayan podido colar):
No me fio de los periodistas, ni de los medios, que tienen como causa alguna cosa que no sea el mismo ejercicio del oficio de periodista, que es el de intentar explicar las cosas tal como son. En la campaña electoral que hemos dejado atrás, las encuestas dibujaron una realidad a partir de la cual los medios catalanes y los de Madrid diseñarin sus estrategias en base a un periodismo ideológico hecho con un estilo y unas portadas propias del periodismo deportivo, que ha continuado este lunes analizando los resultados electorales. Los medios, individualmente, no han reflectido durante la campaña la realidad ideologica del país. Y el sistema de medios, visto globalmente, no es lo suficientemente plural como para pensar que el conjunto sí que la refleja. La conclusión de todo esto es que los medios de comunicación, en general, han faltado a la verdad en beneficio de una causa política. Y cuando los medios faltan a la verdad pierden su sentido de existir y, claro, van perdiendo público.
Hay muchas causa que han hecho canviar el hábito de consumo de los medios de comunicación, pero la sensación que el peridismo hace el juego a la política en su acepción más negativa tengo la sensación de que se está imponiendo: “Todos los diarios son iguales”, se dice, de la misma forma que se afirma que “todos los políticos son iguales”. Da la sensación que los medios, como algunos políticos, piensan que el ciudadano es un burro. Y resulta que las lecturas más obejtivas de los resultados electorales de ayer tenemos que ir a buscarlos en la prensa estranjera. Hay excepciones, claro. Pero visto el panorama general que se ha hecho visible estos días de campaña, la situación resulta preocupante.
Hay demasiada tertúlia i demasiada poca información. Demasiado opinión y demasiada poca interpretación. Se aceptan demasiado facilmente muchos mensajes y se pregunta poco. Se valora demasiado el periosdista que está cerca del poder, y demasiado poco el que se sumerje en las realidades sociales, que hay, y de muy buenos. Se impone la idea que la realidad del mundo está a las redes sociales y se habla poco con la gente... Y, claro, todo esto se suma a los brutales efectos que la crisis económica genera en los medios, y que hace que se debilita de manera peligrosa la democracia.
Me ha gustado escuchar la mañana siguiente de las elecciones algunas autocríticas hechas desde el periodismo, que habia dibujado durante la campaña una realidad inexistente, que las urnas han puesto en su lugar. Pero mientras tendamos en tractar la política como el fútbol, poco arreglaremos el problema. En estas elecciones, algunos han ganado y otros han perdido. Y, entre los perdedores, está el periodismo.
No es un problema que afecte a todo el periodismo en general. El mayor parte del problema es que dentro del nacionalismo español "todo vale". Maquillar la realidad, mentir descaradamente... Todo sea para impedir que las opciones soberanistas no ganen. El juego limpio no es algo que vaya con ellos.
La correlación entre nacionalismo español y mentir es tan clara que cuanto mayor sea el grado de nacionalismo español, mayor es la tendencia a maquillar la realidad al gusto de uno. Solo hay que ver las portadas de anoche de El Pais, El Mundo, ABC, La Razon... Donde todos achacaban al soberanismo la perdidas de votos de CIU. Lo cual es claramente mentira, puesto que han sido principalmente los recortes los que han hecho perder votos a CIU.
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No tenía nada mejor que hacer, así que dejo la traducción (perdón las faltas que se me hayan podido colar):
No me fio de los periodistas, ni de los medios, que tienen como causa alguna cosa que no sea el mismo ejercicio del oficio de periodista, que es el de intentar explicar las cosas tal como son. En la campaña electoral que hemos dejado atrás, las encuestas dibujaron una realidad a partir de la cual los medios catalanes y los de Madrid diseñarin sus estrategias en base a un periodismo ideológico hecho con un estilo y unas portadas propias del periodismo deportivo, que ha continuado este lunes analizando los resultados electorales. Los medios, individualmente, no han reflectido durante la campaña la realidad ideologica del país. Y el sistema de medios, visto globalmente, no es lo suficientemente plural como para pensar que el conjunto sí que la refleja. La conclusión de todo esto es que los medios de comunicación, en general, han faltado a la verdad en beneficio de una causa política. Y cuando los medios faltan a la verdad pierden su sentido de existir y, claro, van perdiendo público.
Hay muchas causa que han hecho canviar el hábito de consumo de los medios de comunicación, pero la sensación que el peridismo hace el juego a la política en su acepción más negativa tengo la sensación de que se está imponiendo: “Todos los diarios son iguales”, se dice, de la misma forma que se afirma que “todos los políticos son iguales”. Da la sensación que los medios, como algunos políticos, piensan que el ciudadano es un burro. Y resulta que las lecturas más obejtivas de los resultados electorales de ayer tenemos que ir a buscarlos en la prensa estranjera. Hay excepciones, claro. Pero visto el panorama general que se ha hecho visible estos días de campaña, la situación resulta preocupante.
Hay demasiada tertúlia i demasiada poca información. Demasiado opinión y demasiada poca interpretación. Se aceptan demasiado facilmente muchos mensajes y se pregunta poco. Se valora demasiado el periosdista que está cerca del poder, y demasiado poco el que se sumerje en las realidades sociales, que hay, y de muy buenos. Se impone la idea que la realidad del mundo está a las redes sociales y se habla poco con la gente... Y, claro, todo esto se suma a los brutales efectos que la crisis económica genera en los medios, y que hace que se debilita de manera peligrosa la democracia.
Me ha gustado escuchar la mañana siguiente de las elecciones algunas autocríticas hechas desde el periodismo, que habia dibujado durante la campaña una realidad inexistente, que las urnas han puesto en su lugar. Pero mientras tendamos en tractar la política como el fútbol, poco arreglaremos el problema. En estas elecciones, algunos han ganado y otros han perdido. Y, entre los perdedores, está el periodismo.
bienvenido a nuestro mundo
Ahora casi cualquier noticia hay que verla con escepticismo.
No es un problema que afecte a todo el periodismo en general. El mayor parte del problema es que dentro del nacionalismo español "todo vale". Maquillar la realidad, mentir descaradamente... Todo sea para impedir que las opciones soberanistas no ganen. El juego limpio no es algo que vaya con ellos.
La correlación entre nacionalismo español y mentir es tan clara que cuanto mayor sea el grado de nacionalismo español, mayor es la tendencia a maquillar la realidad al gusto de uno. Solo hay que ver las portadas de anoche de El Pais, El Mundo, ABC, La Razon... Donde todos achacaban al soberanismo la perdidas de votos de CIU. Lo cual es claramente mentira, puesto que han sido principalmente los recortes los que han hecho perder votos a CIU.
Y para demostrar que cuanto mayor es el grado de nacionalismo español mayor es le grado en el cual se falsea la realidad, y se recurre al juego sucio de mentir, solo hay que ver el siguiente medio:
http://www.alertadigital.com/2012/11/25/el-soberano-ridiculo-de-artur-mas-nunca-habra-referendum/
http://www.alertadigital.com/2012/11/26/clara-derrota-separatista-en-badalona-y-hospitalet-se-autodeterminan/
Me parece preocupante que tenga razón.