Cuando morimos nuestro cuerpo pierde 21 gramos. Y esos gramos que desvanecen cuando exhalamos el último aliento, ese espiritu a penas perceptible que según los creyentes va al cielo o al infierno, ese suspiro, esa quimera, ya tiene explicación científica. El alma existe, y no me refiero a términos metafísicos sino concreta y científicamente. Y como asegura el prestigioso profesor Eduard Punset, está situada en la intrincada estructura de neurotransmisores que forman nuestro cerebro. He aquï la ubicación científica de donde reside nuestra alma.
Comentarios
Pero a ver ... ¿Quién coño ha muerto en una balanza? ¿Y que pueda medir hasta los gramos?
A ver: al morir se relajan los esfínteres... ¿sigo?