Hay imágenes que se guardan por los pliegues del alma sin tú saberlo. No es un acto voluntario; las captas y se esconden clandestinas hasta que un día estás en otras y ¡voilà!... La que me ha aflorado esta semana sucedió en una playa del sur español: un inmigrante yacía sobre la arena, tapado con una manta de esas marrones toscas con tiras beige a lo ancho
Comentarios
Estaba bien la historia hasta que lei lo de los ERE...