La desarticulación de los cárteles colombianos de la droga provocó un vacío en ese país que las organizaciones mexicanas del narcotráfico –en especial la del Chapo Guzmán– intentan aprovechar: han enviado operadores para “generar contactos” que les permitan tener “proveedores y restablecer rutas”, dice a Proceso el general José Roberto León Riaño, director de la Policía Nacional de Colombia. Sin embargo, rechaza que los narcos mexicanos hayan impuesto su hegemonía en la nación sudamericana.