España tiene mala solución, sobre todo cuando se observa que la demagogia y la hipocresía siguen campando a sus anchas para entretenimiento de esa tropa de tertulianos de lengua alquilada, que esta semana han llenado minutos para justificar o deleznar esas manifestaciones contra la pobreza que nos ha dejado tanto la derecha como la izquierda. Nadie parece preguntarse qué coño han