Cuando se habla de déficit hay una respuesta inmutable: hay que bajar el gasto. Esta “verdad” es, al menos a priori, falsa: para que una resta dé cero siempre se pueden tocar los dos términos que la componen: el minuendo y el sustraendo. Así, para que un balance sea equilibrado (el famoso déficit cero) podemos o bien reducir los gastos o aumentar los ingresos. La pregunta, entonces, es: ¿Es posible subir los impuestos directos a los ricos? ¿Cuánto más pueden pagar? El autor intenta responder a esta pregunta en el presente artículo
Comentarios
Un artículo imprescindible, muy bien documentado. Las conclusiones son inevitables, y me da la sensación de que si se hiciera el mismo análisis con datos 2011, aún sería mas demoledor. No se puede pretender rebajar el salario (directo o social) al 90% que menos cobra (salario inferior a 35.000€/año en 2008) sin provocar desequilibrios estructurales serios.
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