Mas increible es saber que ese hombre era un político destacado, y que entre esa congregación de personas se hallaba un párroco el cual no dudó en darle una soberana ostia, ya que era docto en repartir cada domingo, que cayó sobre el rostro del concejal cual bendición…
Comentarios
Varia tus fuentes...
Yo entrecomillaría ese título.