Desde luego, sentirnos nada es lo peor que le puede pasar a un pueblo, a un colectivo ciudadano, al propio ser humano. El mundo, pues, tiene que centrarse en los que amenazan la armonía, el sosiego, con la eliminación de todo tipo de armas de destrucción masiva, y con la puesta en escena de una ética mundial común, el único motor (el de la moral) que puede ayudarnos a salir de esta atmósfera de bochorno, donde nadie respeta a nadie, y cada cual hace la guerra a su manera
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Tanta desesperación nos hace sentirnos nada (SPAM)