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El Vigo Vertical es un programa antagónico a las actuales medidas de ahorro energético
El curioso nombre de Halo responde, como no podría ser de otra forma en la ciudad empecinada en aumentar hasta el infinito y más allá su ya desbocada contaminación lumínica, al halo luminoso que sus luces enviarán al espacio. No tiene nada de movilidad sostenible llegar en coche al aparcamiento de Vialia y subir en ascensor a Vía Norte o subir en el Halo para que rampas mecánicas en Escultor Gregorio Fernández te lleven a a las rampas de Gran Vía. El proyecto Vigo vertical no tiene fin, pero la energía necesaria para mover el milagro se acaba.
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