La originalidad es un bien preciado, pero hay quien no se rinde en su propósito de llevar las pedidas de mano a una nueva dimensión. Es el caso de un joven de 28 años de la ciudad china de Chengdú, de apellido Wang, que conoció hace tres años a una chica en Tailandia, cuyo apellido es Cheng. Casualidades de la vida, ambos vivían en la misma ciudad, por lo que comenzaron a salir.
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