En realidad, su gesto tan seductor como desafiante no se trataba de una característica marcada en el guion de sus películas, sino que en realidad, Clint Eastwood es alérgico a los caballos. En las escenas en las que tenía que montar a caballo o tener a un equino cerca no podía evitar el gesto de arrugar el ceño debido a los síntomas de su alergia, que iban desde picazón en los ojos hasta la congestión nasal, y que se presentaban cuando el actor entraba en contacto directo con la piel o la saliva de los caballos.
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