No es Amancio Ortega el que está en Inditex hablando por teléfono y comiéndose los marrones de las devoluciones (él tiene un ejército de subordinados que se encargan de eso, logicamente) pero, a fin de cuentas, es, en cierta manera, satisfactorio comprobar que incluso los más gigantes del mundo corporativo se enfrentan a los mismos problemas que cualquier pequeño ecommerce.