Cuando Citroën Karin se presentó por primera vez en el Salón del Automóvil de París en 1980, no pudo evitar atraer la mirada asombrada de los visitantes, con sus puertas abatibles y sus tres asientos. Pero la verdadera joya era una pantalla en el salpicadero. Se parece a las pantallas que tenemos en los coches de hoy, pero su forma redondeada nos hace darnos cuenta de inmediato de que se trata de una mini pantalla de tubo de rayos catódicos.
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