En lugar de prosperidad, la economía digital ha amplificado los aspectos más extractivos del capitalismo tradicional. La conectividad puede que sea la clave para la participación, pero también da a las empresas la autorización y capacidad para extraer lo poco de valor que le quedaba a la gente. En lugar de recuperar el mercado de igual a igual, la economía digital ha llevado al extremo la división de la riqueza y ha bloqueado los instintos sociales para la ayuda mutua que mitigarían los efectos de la desigualdad.
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