A finales de 2013, un cajero automático en Kiev comenzó a dispensar efectivo aparentemente de forma aleatoria durante el día. Nadie había puesto una tarjeta, o tocado un botón. Las cámaras mostraron que los montones de dinero fueron barridos por los clientes afortunados de estar allí en el momento adecuado. Pero cuando una empresa de seguridad cibernética de Rusia, Kaspersky Lab, se le llamó a Ucrania para investigar, descubrió que la máquina que fallaba era el menor de los problemas del banco.
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