Hace 2 días | Por Andaui a ethic.es
Publicado hace 2 días por Andaui a ethic.es

Estamos inmersos en la tecnología. Es el aire que respiramos, la sobrenaturaleza de la que hablaba Ortega. El crecimiento de nuestra dependencia del desarrollo tecnológico es tal que nos cuesta creer el dato de que en el año 1999 solo la mitad de la población mundial había hecho alguna vez una llamada telefónica (Nye 2006). Hoy, en cambio, una parte sustancial de la economía de los países más pobres no sería posible sin un uso masivo del teléfono móvil.