Ensalada navideña: miserias, eméritos, miserables

Hace poco, una conocida, socia de ACNUR, recibió una llamada para aportar una donación extra. Siempre hay alguna causa urgente; este año eran los campamentos de refugiados afganos, ante la llegada del duro invierno pakistaní. Aunque ella es una persona normal, que resiente los efectos de la crisis, como muchos españoles, decidió donar 100 euros, porque considera que hay que ayudar a aquellos en situaciones en las que a ella no le gustaría estar.

Entonces echamos un vistazo a nuestro alrededor.

Nos desayunamos con la noticia de que el señor rey emérito (con minúsculas, por "mérito" propio), ha sido absuelto por un tribunal suizo, de delito fiscal: presagio, para muchos, de la maniobra de olvido de la política española de las operaciones fraudulentas (a costa del erario español) con las que sazonó su "escueta" paga de rey. Nos desayunamos con las declaraciones de Rajoy, protestando su absoluta ignorancia e la trama Gürtel. Nos desayunamos con VOX pidiendo que se auditen las subvenciones pequeñas, y siendo condenado por grandes estafas. Nos desayunamos con el "súbito" brote de deuda (heredada del rescate de la crisis anterior).

Afloran jugosos negocios de trata de armas (que no han bajado en sus cifras, pese a la pandemia); de despojo de entes públicos, que después de haber dejado en los huesos, caritativas almas nos explican a los "comunistas neandertales", que no son funcionales y que hay que subastarlos al remate.

Nos dicen que no se puede hacer nada para aliviar la miseria en el mundo, que es inevitable. Vaya por dios! (también con minúscula por mérito propio). Lo que no es inevitable es la riqueza de los miserables. Resulta que, en vez de colaborar en evitar que los demás estén en una situación en la que no nos gustaría estar, lo que hacemos es sufragar como borregos a quienes nos roban, para vivir como a muchos les gustaría.