En estos periodos de crisis creo que es útil mirar al pasado y ver cómo pudieron salir las gentes de antaño de situaciones que pueden llegar a parecerse a la nuestra. Una de los casos que más llama la atención fue el de Uesugi Harunori y el feudo de Yonezawa en Japón.
Hará casi 250 años el feudo de Yonezawa era regido por el antaño famoso y poderoso clan Uesugi, y ahora, pasadas viejas glorias, estaba al borde del colapso. Esto era algo común en los clanes samuráis que, incapaces de adaptarse a la paz que trajo la reunificación japonesa, veían menguar sus ingresos.
Dominio de Yonezawa
En este caso el clan Uesugi había llegado al extremo, su feudo llevaba más de 100 años endeudándose y su daymio se veía ya en el abismo. Aconsejado por varios consejeros para no ser él quien cargara con la deshonra de tener que darle cuentas al poderoso Shogun de no poder cumplir con sus obligaciones, y al carecer de hijos, abdico a favor del segundo hijo de su hermana, al que llamarían Uesugi Harunori, adoptándolo como su propio hijo.
Cuando el joven Harunori de 16 años llego a sus nuevos dominios y vio el panorama que se le venía encima no renuncio ni huyo. Convoco inmediatamente a sus karo (samurais de alto rango que se encargaban de las tareas administrativas, y en este caso en particular causa en parte de los problemas financieros del feudo por su corrupción) y les explico las austeras medidas que se debían tomar para salvar al clan. Los karo rápidamente se opusieron a su nuevo señor al no querer ver menguar su lucrativa fuente de ingresos y privilegios obtenidos ante la pasividad de su anterior señor y dijeron que era imposible, que no se podía implementar lo que él quería hacer. Ante esto Haruinori no se amilano, los investigo, los encarcelo y llego a ejecutar a quien encontró culpable de haber malversado con fondos del clan.
Acto seguido bajo el salario de sus sirvientes a una sexta parte, pero no despidió a ninguno. Así mismo se bajo su propia asignación de 1500 ryos a 209, y empezó a vestir de forma austera, impropia de su rango, y a comer solo un plato de sopa y verdura, alegando que no podía pedir a su pueblo sacrificios si el mismo no daba ejemplo. Con el dinero que se ahorro de estos recortes, fomento la industria de la cerámica, el papel, el lino y la seda de sus dominios. Además invirtió y mejoro los sistemas de irrigación de los campos.
Las ostentosas peregrinaciones del sankin kotai no se libraron de la tijera de Harunori.
Asimismo volvió a abrir la escuela del clan, la cual había sido cerrada por el daymio anterior, diciendo que era imprescindible para una nación una buena educación que creara hombres brillantes para enriquecer el país, procurándose de traer de Edo (actual Tokio) a importantes intelectuales de la época. A la vez, busco a médicos holandeses (digan lo que digan la medicina más avanzada en esa época era la occidental) para que enseñaran a su gente en una escuela de medicina que estableció. Aparte de todo esto se esforzó en establecer en su administración una meritocracia, algo insólito en el sistema de castas japonés.
Al final, gracias a las mejoras de irrigación implementadas en los campos, su feudo no se vio afectado por las brutales hambrunas que sufrió el país entre 1781-1789, y pronto, gracias a su industria este dominio se convirtió en uno de los más prósperos de Japón. A su muerte la deuda de 200.000 ryos que Harunori se había encontrado cuando asumió el mando del clan hacía tiempo que ya estaba pagada, y una década después de su fallecimiento el feudo de Yonezawa era el ejemplo por excelencia usado por el shogunato de una buena administración y un buen gobierno, y la figura de Uesugi Haruinori de como debia ser un señor sabio y benevolente, y ya en 1904 era citado como ejemplo moral en los libros de texto estándar a nivel nacional.
Uesugi Haruinori
Se pueden sintetizar las medidas que llevaron al éxito al feudo de Yonezawa bajo el gobierno de Haruinori en los siguientes puntos:
- Tolerancia cero con la corrupción: Se investigaban y perseguía aquellos que malversaban los fondos del clan, imponiéndose un régimen disciplinario muy estricto con aquellos que eran encontrados culpables entre los que se incluía la pena capital.
- Inversiones en la mejora de infraestructuras agrícolas y el sector secundario: Las mejoras en los sistemas de irrigación y la fomentación de una industria mejoro las condiciones de vida de los habitantes de su feudo lo que le permitió contar con más recursos.
- Blindar la educación y la sanidad: Inversión a largo plazo indispensable para que la propia administración del feudo pudiese contar en un futuro con gente capaz.
- Austeridad política: Los altos cargos del clan tenían prohibido hacer cualquier ostentación de riqueza. Las ropas que llevaba su líder eran sencillas, sus comidas nada tenían que ver con los ostentosos banquetes que ocurrían en la capital y su sequito del sankin kotai (peregrinación que debía de hacer todo daymio hacia Edo cada dos años) carecía de toda la pompa que se empeñaban en darle los otros clanes. Además cerro varias villas-palacios que no necesitaba reduciendo sus gastos.
- Meritocracia: No solo los samurais o hijos de samurais podían ascender en su gobierno y ocupar cargos relevantes, sino que procuro en la medida de lo posible que su administración estuviera abierta a las demás clases sociales.
Finalmente el propio Uesugi Harunori expondría sus puntos de vista sobre cual debía ser el rol de un gobernante en una carta dirigida a su hijo:
El estado es heredado de un ancestro, y se pasa a un descendiente; no debe ser administrado egoístamente.
El pueblo pertenece al estado; no deben ser administrados egoístamente.
El señor existe por el bien del estado y del pueblo: el estado y el pueblo no existen por el bien del señor.