Nada se mira desde tantos ángulos. Pechos de mujer han nutrido a presos, han puesto en la picota avances científicos, han sido musa de artistas y veto para genios. En la Francia de Luis XV las aristócratas servían licores en copas de porcelana hechas con el molde de sus pechos. Una investigación asegura que mirarlos hipnotiza a los hombres, otra, que son un camino al orgasmo sin atajos. El pecho de una mujer es más que una blanca colina, es un Himalaya. Estas son 16 buenas razones para admirarlo.
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