Un templo budista, la capilla Sixtina, el Cristo de Rio de Janeiro... todos sucumben en el fin del mundo cinematográfico que ha creado Roland Emmerich. 2012 tiene unos efectos especiales espectaculares y promete destrucción a nivel mundial pero Emmerich, el director, ha confirmado que optó por no meterse con el Islam: no se verá ninguna mezquita destruida ni ningún símbolo del Islam bajo alguna ola gigantesca. Se consideró, pero por temor a posibles represalias, se descartó.
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