Todo el mundo sueña con la jubilación perfecta. Un retiro con los tuyos, bolsillos llenos y agendas vacías, cargado de ocio y vacío de responsabilidades. Richard Proenneke (1916-2003) se jubiló a su manera. Con 52 años dejó atrás su pasado para embarcarse en la aventura de su vida y buscar, en esencia, su libertad. Se retiró, en soledad, a un lugar recóndito de Alaska, donde construyó a mano una cabaña y pasó los siguientes 30 años en armonía con su entorno. Asceta de su pasado, la historia le ha convertido en el más famoso eremita de América.
|
etiquetas: 30 , años , soledad , montañas , alaska