Los trajeron de España hace más de 400 años, y los plantaron en Lima. Son 1.600 olivos que, pese a sus dolencias, al crecimiento urbano y la contaminación, sobreviven y siguen dando frutos. El bosque inicialmente fue de 23 hectáreas, plantado en 1560 por el español Antonio de Ribera. Quería que los habitantes de la colonia pudieran comer aceitunas y fabricar aceite como en España. A finales del siglo XVIII, existían unos 2.000 árboles en el Olivar. Hoy, de los 1.600 que quedan, un 75% sigue en pie pese a su estado crítico.
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