España comenzará a primeros de año a pagar el alto precio de carecer de un lugar donde guardar su basura atómica. La Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) abonará 64.900 euros cada día como penalización por no recuperar las 2.000 toneladas de residuos nucleares enviadas a Francia hasta 1994. No hay donde meterlos tras el fracaso de la búsqueda de un pueblo en el que instalar un Almacén Temporal Centralizado (ATC) que custodie el combustible gastado en los reactores españoles.
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