A la línea Zamora-Coruña pertenece la estación apeadero de Requejo, donde se inicia el paso de las Portillas de Padornelo y La Canda, uno de los tramos más dificultosos. Aquí, en condiciones muy duras, trabajaron cientos de sanabreses -entre ellos, mi padre- y orensanos. También presos condenados a trabajos forzados tras la guerra civil. No pocos dejaron su vida en la obra. Sólo cincuenta y tres años más tarde, la estación de Requejo -como otras cuantas de esta línea- está abandonada.
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