Nadie puede negar que es cansador estar resguardando todo, instalando/actualizando, y restaurando… pero… siempre hay un pero. Que es cansador es tan cierto como que nadie pone un arma en la cabeza a nadie para pasarnos a una nueva versión de Ubuntu; incluso podemos modificar la configuración del actualizador de Ubuntu; y lo principal, el soporte para cada versión no-LTS no se termina cada 6 meses. Entonces, no tendremos un síndrome de “versionitis” inconsciente y nos quejamos conscientemente de Canonical y su sistema de trabajo?
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