El fútbol puede con todo. Hasta con las procesiones de Semana Santa. Lo que en otro tiempo hubiera sido impensable –y motivo casi de excomunión–, cambiar una procesión por algo tan mundano como el fútbol...hoy sucede. "Este partido disminuiría la asistencia a esta procesión y sería un poco inusual ver los bares llenos de gente mientras el desfile religioso discurre por las calles"
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