Una tarde a principios del verano pasado, estaba leyendo y de repente caí en la cuenta de que estaba leyendo el mismo párrafo una y otra vez. Lo leí media docena de veces antes de llegar a la conclusión de que no tenía sentido seguir. No podía concentrarme lo suficiente en la lectura. Estaba horrorizado. El deseo de nuestro cerebro por las novedades, la estimulación constante y las gratificaciones inmediatas genera algo llamado “bucle compulsivo”. Al igual que las ratas de laboratorio y los drogadictos, necesitamos más y más.
|
etiquetas: distracciones , estilo de vida , estrés , concentración