El sujeto postmoderno es frágil, provisional, pura simulación. No tiene continuidad. No hay unidad en los “yoes” que lo conforman. La unidad se la confiere el sistema en el que se integra, esa sociedad de consumo que le incita a devorar el mundo entero como si de un gran mercado se tratara, donde todo se puede comprar y vender, donde todo tiene precio, incluidas las personas. Este sujeto sustituye la ética del ser por una ética del tener, en la que la felicidad es sinónimo de consumir de forma ilimitada.
|
etiquetas: adiós , postmodernidad , modernidad , humanismo , crisis , historia