Al llegar al domicilio familiar, la mujer manifestó a los guardias civiles que tras estar con unos amigos, cuando estos se marcharon el esposo le recriminó que llevara un vestido muy corto, y como ella se negó a quitárselo, le había vertido una cerveza para que así se viera obligada a ponerse otro. Además, le había escondido el bolso en el que llevaba su teléfono móvil y las llaves de la vivienda y le cortó la señal de wifi.
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