Aitor Curiel, médico forense, criminólogo y profesor de la Universidad Camilo José Cela de Madrid, tiene en su curriculum haber descubierto la huella de la oreja, el otograma. Ahora investiga la muerte del general Prim hace 142 años con técnicas como la virtopsia, una autopsia virtual. También trabaja en casos de niños robados y nos cuenta las dificultades que plantean. Dice que "no hay crimen perfecto" y que dar demasiada información sobre los casos en las medios complica los casos futuros. Entrevista de Julia Otero.
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