Pronto cumpliré los sesenta y apenas bebo ya. Hace poco, con un amigo, por la tarde, bebí tres o cuatro whiskies seguidos, con verdadera sed, sin apenas darme cuenta, porque tenía la botella a tiro, y durante el paseo de vuelta a casa, una media hora, me sentí radiantemente feliz, exultante, con la liviandad (esporádica) de mis diecisiete años. Pero duró eso, apenas media hora. Luego me quedé frito, y sabiendo cómo iba a despertar: con un considerable dolor de cabeza. Mi amigo, por cierto, ya no podía beber destilados, solo tinto...
|
etiquetas: alcoholes , alcohol , bebida , alcoholismo