Hay días que, visto lo visto, lo mejor es desaparecer aunque sea para regresar con más ganas. Lo mejor en estos casos es acudir al abrazo de la Naturaleza y recorrer los innumerables senderos dibujados en la geografía de esta vieja tierra. Aquí tenéis una buena sugerencia: subir desde Poncebos a Bulnes, allá en las inmediaciones de los Picos de Europa, para disfrutar de otros aires mucho más salutíferos y contemplar la imponente silueta del Naranjo.
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