"El Papa debe responsabilizarse por los actos de sus subordinados. Si sacerdotes católicos abusan de niños, es Roma, no Dublín, la que debe responder con una confesión pública e investigación criminal. Hasta que lo haga, todos los católicos de buena voluntad (incluídas las ancianitas que van a Misa cada domingo, no sólo cantantes rebeldes como yo, a las que el Vaticano ignora con facilidad) deberían dejar de ir a Misa. En Irlanda, ya va siendo hora de separar nuestra fe de su religión, nuestra fe de sus pretendidos líderes."
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