Para Artaud, Heliogábalo vino a remediar la culpable increencia del pueblo romano, que había dejado de creer en el mito como algo vivo y fuerte, eficaz. El único obstáculo a su imperio universal de la desmesura fue la falta de tiempo. La guardia pretoriana (instigada por su propia abuela) lo mató al cuarto año de su ascenso al trono, decimoctavo de su edad. Su cuerpo desmembrado fue arrojado al Tíber y su nombre se borró de los documentos públicos.
|
etiquetas: artaud , heliogábalo , anarquista