Palabra de honor que he contado hasta cien y hasta mil incluso, que me he jurado no decir tacos y palabrotas, que profeso respeto a todas las madres y padres de compatriotas míos, aunque se sepa que algunas se dedican al duro tajo de la barra americana y muchos viven de los polvos venales de ellas, cuando no de los suyos propios. Que no pasa nada porque en este país haya tanto hijo de la gran chingada, vamos, y que le puede ocurrir a cualquiera y qué culpa tiene el árbol genealógico de que no sean nada lógicos nuestros comportamientos...
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