"No podemos obligar a nadie, pero nos sería muy útil tener ingresos estables", ha dicho Sistach, que ha defendido que "de la misma manera que hace siglos existía el diezmo, sería conveniente que los católicos y todos los que aprecian el trabajo de la Iglesia aportaran un porcentaje fijo". "Puede ser una aportación de uno por ciento de los ingresos o ingresar cada mes por domiciliación bancaria el dinero correspondiente a un día de trabajo", ha sugerido.
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