Mientras los políticos nos prometen un futuro mejor si regresamos a épocas anteriores, Spotify nos ofrece la seguridad de escuchar música nueva que suena igual que la antigua que tanto nos reconforta y las plataformas de streaming retienen y multiplican suscriptores manteniéndolos en un boyante bucle de nostalgia infinita. Véanse fenómenos como la revisión idealizada y ultraestilizada de los ochenta de Stranger Things, que logra reenganchar a millones de exsuscriptores cada vez que estrena temporada en Netflix, o Bruja Escarlata y Visión…
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