Hace tan sólo unos años eran parte fundamental para la recuperación. Ahora son financiadores que dan todas las ventajas al Estado y por obligación. La subida en la retención del IRPF, la subida del IVA, y la innombrable negativa a dejar de cobrar el IVA de lo que no ha cobrado el autónomo (el Estado no paga, pero sí cobra sus impuestos), deja más estangulado a un colectivo que ya ha perdido, por sí sólo, más de medio millón de empleos desde 2007.
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