Sus grandes dimensiones permiten usar amplios espacios para recibir autoridades u organizar vistosos actos protocolarios. Solo hay una pega. Está vacío. Absolutamente vacío. Y lleva así mucho tiempo. Cuarenta años si se cuenta desde que dejó de ser sede municipal y tres años si se calcula desde que la rehabilitación, que costó más de seis millones de euros, terminó. Sigue sin uso porque, simplemente, no hay dinero ni para hacer la mudanza ni para comprar nuevos muebles.
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