Pasé doce meses de hiperactividad concentrada en una personal parafilia: utilizar mis conocimientos de tecnología y bases de datos para provocar cambios positivos en las muchas praxis que no me gustan del Estado y su Administración pública. Una disidencia divertida, gamberra y a veces al borde de la ley, pero siempre por el lado de dentro. Y que pretende cambiar las cosas más con la inteligencia irreverente que con la mera queja airada, ese deporte nacional tan practicado en las redes sociales.
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