El Banco Central Europeo ha comprado 73.500 millones de euros en bonos de los países de la periferia europea para salvar a la moneda única. Estas intervenciones se han hecho a espaldas de la gente y sin dar detalles, siguiendo el camino iniciado por la Reserva Federal de Estados Unidos en junio de 2008. De acuerdo a Jean Claude Trichet, este programa es “temporal” y tiene por objeto “suavizar el funcionamiento de algunos mercados de bonos para mejorar la transmisión de la política monetaria”.