Las emergencias es lo que tienen. El sacerdote Paal Dale, del pueblo de Stord, muy cercano a Oslo, en Noruega, se vio en un aprieto mientras bautizaba a un bebé, tras congelarse los grifos de agua de la iglesia. Al no tener agua bendita, el cura tuvo que improvisar: bautizó al niño con Coca Cola al limón.
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