Por más que me empeñaba, no veía la luz al final del túnel. Sin embargo, he aquí que alguien ha venido a iluminarme: nuestra salvación, la mía y la de los incontables parias que como yo hemos quedado en la cuneta de esta autopista por la que antes circulábamos ufanos y despreocupados, se halla en la capacidad de los pijos para mantener su nivel de vida y de consumo.
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