En julio de 1936 los anarquistas habían detenido con armas en las calles el levamiento de Franco en Barcelona y habían puesto en marcha una de las revoluciones más insólitas e inesperadas de la Europa de los años treinta. Pero duró poco. Del intenso verano de 1936 a mayo de 1937, cuando se enfrentaron con las armas a republicanos y comunistas, que estaban muy bien dirigidos, armados y asesorados por Moscú. Stalin no ayudaba con armas y militares a la República a cambio de nada y no podía permitir que, aparte de la soviética, la suya, hubiera...
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