[C&P] Siempre que Rokeya -de 50 años y propietario de un burdel en Bangladesh- apunta a una nueva trabajadora sexual a su negocio, le da un curso de esteroides de los usados para engordar al ganado. Para los trabajadores de mayor edad, las pastillas son suficientes, dice Rokeya, pero para las niñas más jóvenes de 12 a 14 -que normalmente son vendidas al burdel por sus familias- las inyecciones son más eficaces. "Es la forma más rápida de hacer una niña regordeta y ocultar su edad real, si ella es sólo una adolescente" ... cuenta el explotador.
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