Hace muchos años coincidí en un cocktail con un famoso poeta español muy admirado y querido por sus colegas (cosa extraña), al que apenas conocía. Le pregunté qué tal estaba, pues me habían dicho que había tenido la salud quebrantada. Con gesto enormemente serio y doliente (ante el que me temí lo peor), puso los ojos en blanco y me contestó: "¿Cómo voy a estar, con las noticias que traen todos los días los periódicos? Muy mal. Deprimido y horrorizado".
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